INSTITUTO CULTURAL DE LEÓN
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Cristina Rivera Garza: en constante diálogo con la tradición

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Texto de Margarita Vázquez


Este año, en la edición 31 de la Fenal, el Reconocimiento Compromiso con las Letras será otorgado a Cristina Rivera Garza, narradora, cuentista, poeta, crítica, ensayista y académica que coordina el primer doctorado en Escritura Creativa en español en Estados Unidos, en la Universidad de California; además es una de las voces más relevantes en la literatura mexicana contemporánea. 


Cristina Rivera Garza nació en 1964 en Matamoros, Tamaulipas. Toda su vida ha sido un ir y venir entre las fronteras geográficas y de géneros literarios. En 1984, a los veinte años y mientras estudiaba sociología en la UNAM, ganó el primer lugar en el concurso Punto de Partida, en la categoría de poesía. Este sería el primer antecedente formal en su fructífera y variada carrera como escritora. 


Posteriormente, fue acreedora al Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí en 1987, el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero en 1997, el Premio Nacional Juan Vicente Melo en 2001,  el Premio Anna Seghers en 2005, el Premio Excelencia en Las Letras José Emilio Pacheco en 2017 y ha sido en la única escritora en ganar el Premio Sor Juana Inés de la Cruz en dos ocasiones, en 1997 y en 2009.


En el formalismo ruso el "extrañamiento" es la presentación de objetos cotidianos en versiones inesperadas que sacuden la comodidad del lector. Este "extrañamiento" se puede ver en la obra de Cristina rivera Garza, así como la sutilidad con la que aborda la historia, teoría, estética y un quehacer literario propio, como en las novelas Nadie me verá llorar (1999), donde combina una investigación histórica con su trabajo literario; La cresta del Ilión (2002), con el abordamiento de la memoria poética de Amparo Dávila; La muerte me da (2007) con la novela negra y la figura de Alejandra Pizarnuk, y en El mal de la taiga (2012), a través de la densidad de os afectos.

 

En una de sus novelas más conocidas, Había mucha neblina o humo o no sé qué (2016), dialoga con Juan Rulfo buscando más allá de la figura mítica del autor y en su más reciente libro Autobiografía del algodón (2020), “retoma el paso del entonces joven escritor José Revueltas en el noreste de México y su labor como organizador de huelgas de trabajadores agrícolas en la década de 1930”. En estos dos libros, se puede ver otra de las características de su obra: un diálogo constante con la tradición y con sus propias genealogías lectoras. Así mismo, una (re) escritura de la Historia a través de la historia con hache minúscula.


El Reconocimiento Compromiso con las Letras es el máximo galardón entregado por la Fenal. En años anteriores este premio ha sido otorgado a Élmer Mendoza, Antonio Malpica, Amparo Dávila, Eugenio Aguirre, Margo Glantz y Juan Villoro; autoras y autores con una trayectoria y una obra de primera. 


Sin duda, Cristina Rivera Garza, tiene más que merecido este reconocimiento por ser una de las escritoras más originales de la literatura mexicana y con un corpus que podría definirse como: una (re) construcción de la memoria que cruza límites y en la que vale la pena sumergirse.

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Desarrolla tus habilidades en creación literaria

Las y los amantes de la escritura tendrán un nuevo espacio para poner en práctica sus habilidades creativas, así como aprender o desarrollar diversas herramientas en la generación de textos literarios.La Casa de la Cultura Efrén Hernández arrancará este 20 de marzo un taller artístico sobre Creación Literaria dirigido a adolescentes y adultos con un formato digital.Las clases serán sabatinas con 10 sesiones en un horario de 11:00 a 12:30 horas; el cupo máximo es de 15 personas y su costo total es de $306 pesos.Las clases serán impartidas por Ulises Torres Díaz, actual coordinador de la Casa de la Cultura Efrén Hernández, ganador de la presea Flor de Plata en 2019 de los XLIX Juegos Florales Nacionales de San Juan del Río, Qro., en la categoría de composición gracias a su poemario Ecos de la Pareidolia. Es licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México, se desempeñó como profesor de Creación Literaria en el tutelar de menores y el Centro de Rehabilitación Social de León, además de haber formado parte, en tres ocasiones, de los Seminarios para las Letras Guanajuatenses y como tallerista en la Fenal. Su obra ha sido publicada y compartida en espacios como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Palacio de Minería, UNAM y la Universidad Autónoma de México.Si deseas participar, puedes inscribirse a través del correo electrónico ccefrenhernandez.icl@hotmail.com. Para mayor información, puedes escribir a este mismo correo o bien contactarte con la Casa de la Cultura al teléfono 477 779 6334.

Voluntades por la creación literaria

Texto Edgar A. Aguirre Vega En 2017, en el marco de la Feria Nacional del Libro de León (Fenal), inició una historia marcada por un trabajo colaborativo enfocado en la creación literaria dirigida muy especialmente al público infantil y juvenil; la relación que entonces iniciaron el Instituto Cultural de León y la editorial Sexto Piso continúa dando grandes frutos. Siete títulos se han coeditado a partir de esta acción de estrechar lazos en beneficio de la lectura: El inconcebible universo y La oveja eléctrica y la memoria del universo (José Gordon, 2017), Yo, persona (Ellen Duthier, 2018), Kafkiana (Franz Kafka, Peter Kuper, 2019), Aventuras extravagantes del infante Patatús (Helio Flores, 2020), Flores Salvajes (Liniers, 2021) y Sofía en el País del Infinito (Bernardo Bef Fernández, Gabriela Frías Villegas, 2022). Año con año, ambas instancias han celebrado convenios que integran, por supuesto, la generación de títulos literarios, pero también su primicia y participación del autor o autores en la Fenal, así como profundizar en actividades que abonen a la difusión de los propios libros y su acercamiento con todo el público, al igual que de la lectura en general. “En los últimos años no solamente buscamos el tema de la coedición, sino de que los autores que estén presentes también tengan otras actividades dentro de la feria, un poco para enriquecer y darle juego, porque además son libros que nosotros usamos como material de trabajo todo el año”, destacó Daniela Yáñez, jefa de la Fenal, sobre este trabajo integral. Para Sexto Piso, editorial independiente con labor en Ciudad de México desde 2002, es crucial formar estas alianzas con agentes culturales y literarios como parte fundamental del ecosistema del libro; su relación con el ICL y la Fenal, en palabras de su director, Eduardo Rabasa, se ha llevado de manera genuina, comprometida y con intereses que buscan ir un paso adelante. “Para nosotros ha sido una experiencia súper grata y ha coincidido también con que, muy vinculado a esto, la presencia de nuestra editorial en la feria ha sido cada vez mayor; hemos tenido un stand más grande con más presentaciones, entonces como que ha sido un ancla, un eje para convertir a la feria y, en ese sentido, a la ciudad de León, en un punto cada vez más importante para exponer y para vincular nuestro catálogo y nuestros libros con los lectores y lectoras de allá”. Generar libros de calidad con participación de autores de trayectoria reconocida y enfocados al público infantil y juvenil es una de las premisas que se ha mantenido desde el inicio de esta sociedad, a lo que se ha sumado una diversidad de temas y estilos, buscando la pertinencia de todos ellos respecto a los objetivos y líneas temáticas de la Fenal y, en general, del Instituto Cultural de León. Sexto Piso plantea propuestas literarias para su análisis y revisión por parte del ICL; una vez realizada la selección con la importante retroalimentación de ambas instancias, la editorial da paso al proceso de producción que da vida al título en cuestión. Los temas abordados han permitido que los libros tengan buena acogida por parte del público, algunos incluso se han agotado en el catálogo de la editorial. Las coediciones han permitido que el ICL realice una labor constante y directa con dependencias, organismos y gestores locales comprometidos con el fomento a la lectura, ya que estos títulos son donados de manera estratégica para acciones que refuercen esta labor. Tal es el caso de las 22 Bibliotecas Públicas Municipales de León, espacios que ya cuentan con ejemplares de dicho acervo y donde se han realizado círculos de lectura abordando títulos como Kafkiana, Flores Salvajes y Sofía en el País del Infinito. La experiencia de autores y autoras también se vuelve única, no se trata solo de visitar y presentar su texto, es adentrarse en el mundo de la Fenal y compartir sus saberes y habilidades a través de exposiciones, talleres, charlas…; es confiar y respaldarse mutuamente. “Hasta donde yo puedo ver o lo que les queda la impresión a los autores, no es como la típica asistencia a una feria de libro a presentar un libro, sino que en ese sentido va más allá. Quedan muy contentos, se sienten muchas veces halagados, regresan conmovidos; la verdad es que creo que por el lado de los autores es como muy redonda la experiencia”, comparte Eduardo Rabasa. Cada coedición —con el total involucramiento y respaldo de Sexto Piso— certifica, en cierto modo, el compromiso, el nivel y los objetivos de la Fenal, pues esto se traduce en productos literarios que permanecen más allá de diez días de feria. Es por ello que las acciones continúan y, por ambas partes, se busca su fortalecimiento y diversificación. “Hay un gran compromiso de Sexto Piso por tener una oferta que sea de interés y que vaya con los temas y con los intereses de la feria en particular, más allá de la presencia que tiene en el stand, siempre buscan sumar”, comparte Daniela Yáñez. Por su parte, Eduardo Rabasa reafirma su compromiso e interés por seguir trabajando de la mano de Fenal: “Por un lado continuar afianzando la colaboración actual y llevarla a otros terrenos, quizás, son posibilidades que hay que explorar, pero podemos pensar en no necesariamente atarnos solo al marco de la feria sino que podemos darle continuidad en otros periodos del año o aprovechar otro evento cultural”. Esta labor conjunta se mantiene y en 2023 dará vida a —¡primicia!— Adiós, Glinka, obra que integra el conmovedor texto de Arnoldo Kraus, dialogando con las hermosas ilustraciones de Alejandro Magallanes; coedición que, por supuesto, será presentada en el marco de la 34 Feria Nacional del Libro de León.

Para siempre en ‘onda’, José Agustín

Texto Jorge FloresLa muerte de José Agustín, ocurrida el pasado 16 de enero, no se limita al dolor de perder a un padre, un amigo o una figura célebre de las letras mexicanas, su partida también es una invitación a resignificar su valentía como artista, su talento como escritor y su legado a la cultura mexicana, a la de los jóvenes jipitecas que convivieron con sus letras y también a los jóvenes millennials, centennials y consecuentes, que seguimos encontrando en sus textos una voz que nos llena de preguntas y nos acerca a las respuestas. Bohemios desencantados de la literatura mexicana burguesa. Los herederos de la cultura beatnik aparecieron en México durante la segunda mitad del siglo XX, escritores que le sacaron la vuelta a los convencionalismos y expusieron un lenguaje que no le rendía pleitesía a las normas; la literatura de la onda irrumpió bajo un término que los banalizaba, pero que con el tiempo los identificó, sin quererlo, como referentes de la contracultura de la época.Fue en la década de los 60 cuando aparecieron los textos de Gustavo Sainz, Parménides García y, de tal vez el más significativo de todos ellos, José Agustín, que si bien no formaban un movimiento sí compartían una inquietud creativa, una voz llena de pericia que se servía de un lenguaje simplista, coloquial, vulgar para algunos, y que chocó estrepitosamente con el pomposo recato de la literatura latinoamericana del ‘periodo estabilizador’ en México, donde se habían de respetar las formas y las reglas. Fue Margo Glantz, académica y crítica literaria, quien acuñó este término de manera despreciativa a un estilo juvenil y que, por supuesto, no pegó bien en quienes representaron esta corriente de escritura ágil y audaz; sin embargo, el término prevaleció: Me pareció que podía ser interesante llamarla literatura de la onda, haciéndole en gran medida un homenaje, aunque él (José Agustín) lo tomó como algo negativo. En ese momento no lo vi con tanta claridad como lo veo ahora. Contó Margo Glantz en una entrevista para La Jornada tras la muerte del escritor mexicano. La Tumba (Agustín, 1964) y Gazapo (Sainz, 1965) son consideradas las obras fundacionales de esta marea llamada onda, pero junto con ellos se puede mencionar una nutrida lista de otros tantos autores que buscaban esas palabras cercanas, el diálogo auténtico y las sensaciones reales: Los Juegos (1967), de René Avilés; Pasto Verde (1968), de Parménides García, o Larga Sinfonía en D (1968), de Margarita Dalton, entre muchos más. Estos jóvenes encontraron la inspiración en lo mundano de su día a día, su rutina fue el origen de relatos que obligaron a la reflexión; el talento y la franqueza al servicio de la necesidad de expresión que sirvió para escapar de una realidad veloz, confusa y abrumadora. Desde esos textos de jerga, albures y desenfado nacieron críticas a ‘las buenas maneras’, a la ‘momiza’, el hartazgo juvenil a las instituciones, a la autoridad civil y familiar; alejados de la anarquía y rebeldía punk, y más bien cerca del cuestionamiento y la defensa de su autenticidad. Al margen de esta reflexión, sumamos el recuerdo indeleble de quien fue, tal vez, la figura más representativa de la literatura de la onda: José Agustín, que nació en Guadalajara pero siempre se refirió a sí mismo como guerrerense. Fue inquieto y corrosivo desde joven y creó textos que cuestionaron su contexto, que incomodaron a unos e incitaron a otros. Su personalidad libertaria lo llevó a pisar Lecumberri durante algunos años luego de ser arrestado por posesión de marihuana; en prisión conoció a José Revueltas y siguió puliendo su oficio de escritor. El cinismo y la naturalidad de sus relatos contrastaron aplausos con rechazos. “El mundo de un nuevo lenguaje coloquial audacísimo. La pirotecnia de una realidad desenfadada, pero al mismo tiempo intensa como cólico de apendicitis, que nunca sospeché de aquel jovenzuelo de risa tipluda y enfermo de brinquitos”, explica Vicente Leñero, quien fue colega y amigo de José Agustín. A los 77 años y tras diversos padecimientos, José Agustín Ramírez Gómez falleció el 16 de enero de 2024, un hombre que fue combustible de un estilo que hoy se alienta, se enseña y se estudia; esa magia de poder hacer de una tarde cualquiera un dilema existencial, un legado que se ha vuelto eterno. Referencias: Leñero, V. (s/f). José Agustín, el desmadroso. Com.mx. Recuperado el 10 de marzo de 2024, de https://www.proceso.com.mx/cultura/2024/1/16/jose-agustin-el-desmadroso-322193.html de Medios, D. (2024, enero 17). La Jornada: ¡Qué onda!, Margo Glantz. La Jornada. https://www.jornada.com.mx/2024/01/17/cultura/a04n2cul Definición de Literatura de la Onda; contexto, y escritores. (s/f). Enciclopedia.net. Recuperado el 10 de marzo de 2024, de https://enciclopedia.net/literatura-onda/